Antes de eso estaba sonriendo. Y de un momento a otro los cristales estallaron en mi rostro, sentí una fuerte opresión en mi pecho que me hizo viajar al momento en que en preparatoria el balón me golpeó arrojandome al suelo.
Una hora antes Jaime me abrió la puerta de su auto, estábamos entusiasmados por nuestro viaje por carretera, no paraba de contarme todos los planes y proyectos que tenía en mente al llegar. Él se quedaría por unos meses en la zona y yo regresaría dos semanas después para la boda de mi amiga Eva. La primera en casarse, de tres solteras que no habíamos tenido buenas rachas en el amor pero si en lo financiero.
¡Oye! ¡Oye Dari! (Me tocó el brazo para llamar mi atención) mírame y deja un minuto ese teléfono, el mundo es afuera; aparté la mirada de mi pantalla y con cara de resignación voltee a la izquierda. En tono de súplica dijo - quiero que asistas a la boda, no importa si es sola o acompañada, te necesito, las necesito ahí para mí ¡Prometelo!
Un poco irritada pregunté ¿Que te hace pensar que no iré?
Que te apasiona tanto tu trabajo que llevas semanas oyendo a cada una de nosotras pero no nos escuchas.
¡Es verdad! Dijo Gloria, las mire complaciente y sonreí y exclamé una disculpa.
Volví a escuchar ¡Oye, oye! Seguido de una sacudida en el hombro pero está ocasión de lado derecho, trate de voltear pero era casi imposible. Ya no era la voz de Eva.
Llegó a mí, un perfume familiar de aquella ocasión en qué por ir llamando a mi ex pareja con quién a menudo discutía me alcanzó a salvar de caer en una alcantarilla; Braulio un ingeniero que llevaba el mar en la loción.
...............silencio.............
................la nada..............
................de pronto todo ............
............... dolor y el sonido de una ambulancia...........
Sin abrir los ojos pronto ví hermosas auroras boreales y después volví a sentir un desorbitante placer parecido al día en que estaba teniendo sexo con alguien de quién no recuerdo el nombre, podía sentir la humedad de su piel en la mía por el sudor y sentirme erizada de cabeza a pies y de pronto el corazón palpitando sin poder gritar porque lo estás haciendo clandestinamente.
Acto seguido estaba en la terraza del apartamento de Patricio, que contaba con una vista maravillosa de playa del Carmen, tomé un sorbo de mi café y me sentí tan afortunada. Era el café perfecto, caliente no tan dulce pero si con un toque de canela, Pat salió de la regadera y me dijo -Amor mío la vida es bella, la vida es tan sublime que se asemeja al aleteo de una mariposa, es mágica y mística, debes disfrutar cada día. Lo observé primero con lujuria porque su abdomen y pectorales eran casi de escultura griega, traía solo una toalla atada a la cintura, luego con profundo amor y sonreí rogando a Dios que lo nuestro no terminara.
Llegué a la parada del autobús y ahí estaba una niña me sonrió con dulzura y me dijo ¡hola Bersey!
-hola, pequeña yo no soy Bersey mi nombre es Dari.
- ¡Si lo eres, yo te conozco! y me sonreía tanto que se le cerraban los ojitos.
Negué con la cabeza ¿Cómo te llamas tú?
Soy kei y voy a mostrarte cuál autobús tienes que abordar...
Ya habiendo captado mi atención me explico que el próximo autobus me llevaría al pasado, a la vida en qué morí sin resolver cosas que en esta vida tampoco estaba manejando del todo bien y que por el acomodo universal de cada cosa solo podría ver pero no modificar en el pasado. Cuando mencionó eso, me recorrió un escalofrio y una sensacion de desasosiego, una herida de abandono se abrió en mi alma.
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