domingo, 19 de marzo de 2023

¡Ella no quiere jugar conmigo!


 Ya pasaron unos meses desde aquel encuentro con la chica de piel dorada y suave, el trabajo va muy bien, salgo con Clarisa una mujer guapa de cabello castaño y ojos azules. 

Un día en el parque estaba sentado fumando un cigarro porque el estrés y una molestia en la rodilla no me tenían nada bien, cuando llegó y se sentó a mi lado sonriendo me dijo hola. 

Al regresar a la oficina me comentaron mis prácticantes que había una nueva empleada llamada Clarisa Rodríguez y que era impactante, por la mente me pasó la linda mujer que ví en el parque y mi sorpresa fue que en efecto era ella. 

Pasaron los días y se acoplo al trabajo, su puesto tenía mucha interacción con el mío y ocasionalmente conversábamos, me atraía mucho esa mirada, hasta que un viernes por la tarde la invite a tomar algo y accedió. Fuimos a un bar ameno donde podías disfrutar de buena música y bailamos un par de canciones de salsa, todo iba de maravilla hasta que mi malestar en la rodilla me desencanto, pasado un tiempo me pidió llevarla a casa y estando fuera, antes de bajar del auto puso su mano sobre mi pierna y con una sonrisa malévola se acercó a besarme, mordisqueo mi labio inferior con bastante habilidad y de golpe se detuvo y con indiferencia dijo ¡Descansa, nos vemos mañana!  Y bajo del auto. 

Me quedé excitado y perplejo, conduje hasta mi casa que era lejos y de pronto sonó mi celular, un mensaje. 

Clarisa: Me encantó salir hoy ¿Puedes pasar a por mí y llevarme al trabajo mañana?

Aún sintiendo cierta pasión le respondí que sí. 

Tras semanas de ir a caminar por recomendación médica para que mi lesión en la rodilla disminuyera, una mañana me pareció ver a la chica de la boca mágica, corriendo en el circuito con unos pantalones deportivos que no hacían justicia a sus piernas, llevaba el pelo en coleta le grité ¡Hey tú! Pero llevaba audífonos y no pudo escucharme. Me quedé descansando junto a la zona infantil dónde había dos niños; el pequeño trataba de llamar la atención de una niña que lo trataba con desdén hasta que el niño cansado de intentar fue hasta donde su madre y le dijo ¡Ella no quiere jugar conmigo! Y soltó a llorar. 

Por la noche los amigos me invitaron a una de esas reuniones locas llenas de bebida y drogas. Asistí y me la pasé increíble pero francamente estaba triste por qué Clarisa era demaciado esquiva conmigo, primero me hacía sentir tremendamente excitado y al final solo me dejaba con ganas. 

En una ocasión estuvimos en casa y le pedí todo lo que me prende, compré para ella ropa sensual y dijo que no, que eso no le iba bien y que además no le gustaba experimentar, trate de llevarla a la gloria con caricias y besos y justo cuando bajaba por su abdomen me empujó y se levantó enseguida. 

Así que esa noche lleno de decepción por tener a una mujer hermosa que no gusta de gozar conmigo me embriague hasta perderme, fui hasta mi casa y me metí un poco de coca pero en la fiesta había consumido algo más, solo recuerdo estar empapado en sudor y ver a la mujer morena en mí, la hice mía con tal descaro que podía sentir su piel empapada en sudor y oír sus gemidos y solo le repetía que Clarisa no quería jugar conmigo. 

Desperté como a las cinco de la mañana y busque el celular llame al dealer, le pregunté por la chica de los clientes especiales, la pedí junto con mis remedios caseros, especifique que la quería vestida de forma femenina y coqueta. No tardó mucho en llegar y parecía una hermosa muñeca, su maquillaje la hacía ver tan especial, la llevé al jardín y en una esquina la empecé a besar, ahí mismo con locura la desnudé descubriendo lencería color rosa que hacía excitarme aún más. 

Le dije muerde me la clavícula, los brazos y encaja tu uñas en mi espalda...

Ella complaciente lo hacía, la hice mía en el camastro que estaba en el patio. La primera vez que vino le había contado esa fantasía de hacerlo afuera y hoy se cumplía, olvidé por completo que quería seguir metiéndome remedios caseros como le llamo a la droga está vez no fue necesario. La lleve cargando hasta mi recamara y saque un juguete y sonrió de lado mientras se acomodaba para sentir placer, besando todo su cuerpo, se empezó a retorcer y gemía como en mi sueño y de pronto estallo en un grito ahogado, me tomo con fuerza y me regaló magia de su boca como aquella vez. 

Clarisa llegó a mi mente pero ya no me parecía tan hermosa y me deje perder. 

Ya sabía cómo terminaba esto, enviar dinero al dealer y dejarla vestirse para poder partir, le dije que me había encantado y le conté brevemente que mi novia no dejaba que hiciera todo lo que con ella sí, por más cosas que hiciera por ella en la cama jamás quedábamos satisfechos.

Mientras se ataba el pelo me contestó con voz tenue ¡El amor es un mal negocio donde das más pero no siempre ganas; en cambio el sexo por dinero te garantiza satisfacción a corto plazo. Si ella no te quiere coger pero si exprimir financieramente, mejor llámame! 

Después de eso se marchó.