sábado, 14 de noviembre de 2020

¡NO ME HAGAS ROGARLE A DIOS!

 Han pasado un par de días y mi corazón comienza a latir tranquilo, casi pierdo la razón.

Cuando no supe de tí. Nunca soñé con ser astronauta pero me suspendiste en el espacio, en el oscuro espacio de la incertidumbre. 

No vuelvas a apartarte de mi mirada por mucho tiempo, porque las horas fueron realmente largas. 

No me hagas fumarme más de un cigarro al tiempo que me tomo la botella completa de bebida y muerdo tus recuerdos pálidos.

No me hagas sentir la casa vacía y está ansiedad que me quema por no saber si tú corazón está latiendo.

No me hagas rogarle a Dios por ti para que regreses a salvó, porque podría exaltarme y  exigir que te traiga a mí, que te traiga a mí.

No me hagas suplicar de rodillas y con los ojos llenos de lágrimas, porque se me partiría el corazón que mis plegarias no sean instantáneas. 

Mantente a salvo porque llevas gran parte de mí, de hecho portas lo más valioso de mi ser, este amor profundo e inevitable.

No me hagas llorar al no saber si vives o mueres, porque iré muriendo yo también con mis esperanzas de volverte a ver. 

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