sábado, 20 de agosto de 2022

Cáncer

  Es un día gris, ha llovido últimamente, no e dormido mucho; hoy en particular un zancudo a hecho de las suyas robando mi atención la gran parte de las horas en las que quise en vano descansar. 

Llegué a la asociación y Briseida me recibió con un caso especial, una joven de 26 años, madre soltera que recién acababa de dar a luz necesitaba una intervención, su cáncer estaba avanzando. Conocí el caso un par de meses atrás pero por azares del destino una ola de nuevos casos me alejo de su caótico panorama. De inmediato olvide que a penas la tarde anterior estaba auxiliando a una pequeña con leucemia en sangre mientras sus padres iban y venían haciendo trámites para recibir apoyos y atención oportuna. 
Tuve que irme de forma apresurada al instituto de investigación, dónde la eminencia en oncología me esperaba. José Pablo parecía trastornado (tal vez de estudiar una y otra vez las formas arrebatadas de esta enfermedad)
Me saluda efusivo  con voz en grito dice ¡Ailin hermosa bienvenida, te presento a Joaquín  Valladares, bio químico en Texas!

¡Hola, muy buenos días! Saludo a penas mirándolo y haciendo una reverencia, mientras él sonríe y trata en vano de darme la mano. 

De forma bochornosa me excuso con los presentes, diciendo que debo revisar algunos expedientes por un nuevo caso y que no podría acompañarles a la visita por el edificio. 

Recientemente ha llegado una joven que parió a su primer hija, tiene cáncer y debe ser tratada, necesito verificar si hay casos documentados como el suyo, así que estaré en la oficina, pero ustedes den el recorrido y dirigiendo la mirada al invitado digo ¡Espero que su estancia sea agradable y podamos complementarnos de su conocimiento y usted del nuestro! Nuevamente me ofrece una sonrisa y un gracias bajito. 


Llevo semanas hablando, leyendo y casi podría decirme que sintiéndome un cáncer asqueroso para saber cómo actúa cuál es su siguiente movimiento y sus puntos débiles. Por la mañana conocí a Luz de María la paciente más impaciente y como no; si tenía tanto ahora por lo cuál querer estar sana.
Madre soltera de 26 años, titulada como abogada en derecho penal. Se embarazo sin conocer que tenía cáncer y casi al mismo tiempo en que le daban la mejor noticia de su vida le darían la peor, para estos momentos el orden de los factores no afecta el resultado, solo sabe que con las palabras  "estás embarazada" sintió un fuego ardiendo en sus entrañas de pura felicidad sin embargo cuando le dieron su diagnóstico de cáncer la vida como la conocía empezó a ser solo en un tono sepia y con melodía mortal. 
Fueron horas de más de 60 minutos cada una, indague acerca de cada tratamiento contra el cáncer que pudiera resultar efectivo para Luz de María, se hicieron diferentes análisis y estudios con ayuda de Joaquín que parecía haber llegado de manera oportuna, Juan José también estaba ayudando de manera muy activa después de notar lo empeñada que estaba en cambiar la historia de esta mujer. Hasta que por fin un día teníamos una alternativa para ella, solo era cuestión de registrarla en el instituto nacional de cancerología para su atención. 
Durante este tiempo había convivido con esta mujer y su pequeña, me contó que el papá de esta bebé se esfumó en cuanto le dijeron que era cáncer y que al no saber cómo manejar la enfermedad y el embarazo de la que decía amar, prefirió irse a Canadá. Sin padres o familiares cercanos solo contaba con un buen amigo que le pagaba la alimentación de la pequeña con la esperanza de un día ser su padrino de bautizo, este chico llamado Rogelio era un mecánico sin vicios y muy amable. Y así transcurría el tiempo, llevaba varios días sin dormir o descansar adecuadamente. Sin embargo ese cansancio daría frutos o es lo que esperaba, faltaba poco para que se iniciará el tratamiento.


Me decidí salir a tomar el sol después de varios días de no hacerlo, a lado mío Joaquín el bioquímico estaba de pie. Cerré los ojos y suspiré tan fuerte deseando que Dios, el universo, la tierra y todo aquello a lo que nos aferramos a creer me escucharan. De pronto bajo de un taxi una mujer de semblante enfermo pero con una sonrisa genuina, caminaba hacia mí con una bebé envuelta en una cobija azul. Trás ella venía mi jefe José Pablo. Llega frente a mí y me dice Ailin voy rumbo al hospital, no hay a quien pueda depositar la confianza de dejarle a mi hija que no seas tú, ¿Puedes ayudarme?
Asentí con la cabeza y ella entrego una pequeña bebé a mis brazos y se alejó. Tome su manita y empecé a llorar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario