sábado, 6 de agosto de 2022

EN EL PARABUS

Viernes 4 de agosto 19:40 horas...

La maleta a lado izquierdo de Carola, ella sentada en la banca esperando el bus que la llevaría a las afueras de su casa, fue un día bastante movido, viajo a municipios lejanos de este estado para realizar aportaciones a hospitales rurales. El clima a pesar de que cae la noche es fresco y tolerable. 

Han pasado ya cerca de 30 minutos más, la gente va y viene, algunos suben a taxis de sitio y otros más a líneas de autobuses con diferentes rumbos, está oscureciendo un poco más y a pesar de que aún hay afluencia de gente al rededor se vuelve un poco inseguro.

Talvez tomar un auto de aplicación sería lo bastante una buena idea antes de que me coja la noche aquí o algún vivo se lleve mi dinero, pensaba mientras tecleaba su dirección en la aplicación de transporte, perfecto un coche vendría en 15 minutos, podría sobrevivir en ese tiempo. 

20:10 horas, el coche de la app canceló y no irá a por ella, mira al rededor y no observa llegar al bus, busca un nuevo auto y por un momento gira la mirada tratando de divisar si viene el bus que espera pero en la apenas oscura noche no se nota aún. Siente entonces la banca moverse un poco y se asusta, voltea a mirar y es un chico que se ha sentado a su lado, en su mente se aloja un pensamiento ¡Menuda mierda, me ha asustado!

Hola disculpa ¿Sabes si ya ha pasado la ruta 006? (Pregunta aquel joven robusto y barbado)

Mmm no, aún no yo también espero; hace unos minutos paso la 005. (Contesta hermética y distante)

¡Genial, creí que tal vez no quería llevarme! Dijo coqueto. 

Al parecer viene con retraso en realidad no ha pasado por aquí, dijo ella. 

Siendo un poco más confiado le dijo ¿Te asusté, pensaste que soy un maleante?

Ella sonrió un poco incomoda y dijo ¡No, por supuesto que no! 

Pronto llegaría su coche, ya por fin alguien acepto el viaje...

El joven miro la pantalla de su teléfono y se percató de que pidió un auto y de forma indiscreta acertó la pregunta ¿Pediste auto, no te irás en el bus ya?

Carola bajo un poco más la guardia y dijo el que llegue primero y ¿tú hacia donde te diriges?

A San Ángel a la tercera sección y¿Tú?

Voy a San Roque...

Esa zona es un poco cara, dijo él y ella se sonrió y movió la cabeza negando. Solo es un poco más nueva la infraestructura y San Ángel pues lleva más tiempo, ¿Cierto? 

El tiempo para este momento se había vuelto nada ella dejo de vigilar la trayectoria del coche que esperaba y de buscar en el espesor del camino al bus que antes pedía, suplicaba llegara pronto. Habia decidido decirle que le compartiría el viaje pues su casa estaba después de llegar a la de él, ir juntos no representaba problema. 

De pronto escuchó decir "por fin ya viene, ¿subirás?" Carola lo dudo un poco y dijo no, seguiré esperando el coche ya viene. Así el individuo se levantó y le dijo nos vemos luego, ella solo dijo ¡Si, bye! Se sonrío y supo que eso no iba a suceder nunca.



Llevaba rato sonriendo mientras miraba la oscuridad de su mirada acompañada de las luces en el camino, empezaron a platicar de cosas muy simples. Por fin le dijo su nombre, Franco Dávila un maestro de artes plásticas en una universidad pública, 37 años, fan de los perros aún que no tenía ninguno, música preferida el rock y las baladas románticas; de niño se había roto un hueso por huir de un refuerzo de la vacuna contra el tetanos. 

Intercambiaron teléfonos para salir a tomar algo el siguiente fin de semana, él al despedirse por última vez le dió un beso suave en la mejilla y le dijo ¡Descansa chica hermosa! Y bajo del autobús, en ese entonces Carola Rodríguez supo que correr a último minuto mientras cancelaba su auto de aplicación había sido la mejor idea en toda esa semana y muy problamente también del mes. 



Todo esto solo es un supuesto, que ella pudo haber vivido si su indecisión y temor a arriesgarse no le hubieran impedido subir  con él al transporte público, iba rumbo a su casa pensando en que con un poco de suerte tal vez lo volvería a ver la siguiente semana en los dos días que quedaban con la misma rutina, rogaba fuera posible un nuevo encuentro, está vez sería diferente. Se atrevería a pedirle su número y coquetear un poco, llegó a casa deseando que un día fuera posible lo volviera a encontrar en el parabus. 

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