domingo, 2 de febrero de 2025

TIEMPO EXTRA DE ELLA


 La voluntad determina al hombre y mi voluntad habia sido nula para poder olvidar los encuentros de esa mujer, después de haberse negado a estar conmigo y verla partir con otro hombre sentí en mi interior una especie de calor en las entrañas ¿talvez eran celos? Cosa que racionalizando era una verdadera estupidez pues no era mía. 

La forma tan arrebatadora con la que me cogía, cada beso y caricia tenia una marca de pertenencia, ya había decidido sustituir sus amores con otras mujeres incluso con mejores atributos y nunca me llegaron a enloquecer como lo hacía ella y era tan enfermizo por que justo a ella no la puedo tener. 

Llegando a la ciudad tuve un tiempo libre y decidí ir a un bar a tomarme un trago con Fernando un compañero y amigo del trabajo, sugirió uno cerca de la oficina al que aún no íbamos. Pasaron unas horas y entre platicas y un par de juegos de billar me pareció ver a lo lejos a Clarisa bailando con uno de los jefes de la empresa, él era mayor que yo y socio fundador, el tipo era un poco mas alto, tenia buena figura y ademas un camaro negro precioso y poder adquisitivo relevante; ella se movia en éxtasis sin importar quien estaba mirando alrededor lo cuál me resultó extraño ya que conmigo era demasiado mojigata. Traté de no darle importancia ya que después de que terminó la aventura ya no volví a verla por ahí.

Entrada la noche nos encaminamos al auto y un ruido me hizo voltear a lado del bar por donde estaba estacionado el camaro de Conrado, él la tenia casi desnuda gimiendo como una gata en celo contra el auto, eso si me impacto y me subí a mi coche con el rostro desencajado pensando en una sola pregunta y era ¿el porque conmigo jamas quiso ser así? Y ahora la veía tan dejada a sus instintos carnales como una cualquiera.

 En casa seguí tomando y me sentía molesto, tenía la sensación de ser la mitad de hombre, ¡Algo tan poca cosa!

Llame al dealer y le pedí polvos mágicos y la compañia de la morena de fuego, una dosis doble y tiempo extra con ella. 

Pasó un tiempo breve y me avisaron que ya estaba fuera, que les permitiera el acceso, una vez mas ella bajando de un auto rojo espectacular que era su accesorio principal, llevaba zapatillas que hacian ver sus piernas aun mas exquisitas y largas ya que el vestido era corto. Se parqueo en mi garage y entro a la casa, me tomó de la barbilla y me beso, una corriente eléctrica desde mis labios a mis genitales y el calor de su pecho contra el mio fue lo mejor. 

Sintiendo un deja vú, tomó mi mano y me entregó mis polvos magicos y me dirigí a preparar mis remedios caseros, la invité a ser espectadora y una vez preparadas un par de lineas le pedí que se desnudara y me dejara colocarlas en su cuerpo y ella accedió. Yo estaba un poco ebrio y decepcionado, no estaba siendo el mejor conversador, solo me limité a besar desde sus sienes hasta la punta de sus pies y de regreso, rosé cada parte de su espalda y su abdomen, me perdí en la mitad de su cuerpo. Mis manos y mis labios se deleitaban de su humedad sintiendo el placer que mis caricias le provocaban la tome de la mano y la guíe al sillón.

Estando tumbada en el, me dedique a darle caricias suaves y salvajes, la hacia gemir y gritar, era una locura exquisita saborear cada gota proveniente de ella, su olor tan peculiar a cerezas, todo el trabajo que estaba realizando daba un resultado fascinante.

De pronto ella tomó el mando, acercandome a su boca, sujetandome  por la camisa, me dio un beso largo y me guío al otro sillón, bajando mis pantalones me ofreció el mejor sexo oral del que pudiera ser acreedor, la suavidad y calor de su boca y sus besos en sitios específicos hacia que olvidara hasta mi nombre. 



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